El juego y la mafia

Por Waldo Acebo Meireles

 

Qué ideas eran las que tenían los fundadores de Hialeah, Gleen Curtiss y James Bright, acerca del destino de esta ciudad no me queda muy claro ya que estos dos hombres anidaban un genial espíritu de empresa unido a ciertas proyecciones de evidente contenido humanista. Pero fuesen las que fuesen no creo que se acomodasen al camino que tomó desde el principio.

 

La apertura de el hipódromo, [Race Track] el cinódromo y la cancha de Jai-alai, todos ellos vinculados al juego, las apuestas, en esos momentos aún ilícitas, sólo fueron autorizadas en 1931, las ‘slot machines’ [máquinas de jugar] fueron legalizadas en 1935, de todas estas infracciones e ilegalidades las autoridades, evidentemente, se hicieron de la vista gorda, y ello trajo consigo el desarrollo de toda una red de servicios asociadas a este tipo de negocio y lógicamente atrajo el tipo de persona vinculados a estos.

 

Surgieron decenas de hoteles, nightclub, ‘speakeasy’, [la “Prohibición”, ley seca, fue derogada en 1933] y aunque no encontramos ninguna referencia exacta, aunque sí indirecta, suponemos que existían más de un prostíbulo.

The-follies

Uno de los centros nocturnos más renombrados aparece en la ilustración más arriba: The Follies[i], donde siguiendo la tradición de este tipo de lugar las coristas, cantantes y vedettes  dejaban entrever buena parte, la mejor, de su humanidad, mientras los parroquianos disfrutaban el ‘Hialeah rye’, servido en tazas de te, como si con ello engañaran a alguien.

 

El Hialeah rye se convirtió en la norma de los ‘moonshine’, en Cuba diríamos ‘chispaetren’, para el sur de la Florida. Es probable  que los caldos primarios proviniesen de la Pennsilvania Sugar Company [Peensuco] el ingenio azucarero estaba en las cercanías de Hialeah, hacia el noroeste y los campos de cañas llegaban hasta las proximidades del pueblo.

 

Hialeah era una anticipación, en pequeña escala, de Las Vegas actuales y ello tendría consecuencias de las que hablaremos en otra ocasión.

 

De la presencia de Al Capone, uno de los más conspicuo visitantes de Hialeah, un testigo ocular dejó esta descripción:

 

“…rodeado de enjoyadas prostitutas, y con sus binoculares, recibía a serviles aduladores que se agolpaban para estrecharle la mano, un verdadero Sha de Persia… ¡Dios mío!”

 

[i] El edificio de The Follies, ya desaparecido, es un ejemplo del estilo ‘revival mediterraneo’ y el estilo ‘mision’ que era el que los fundadores consideraban que debían tener las construcciones en Hialeah, a diferencia de Miami Spring que debería ser en estilo pueblo y Opalocka que sería árabe. Estas fueron las tres ciudades que ellos fundaron.

 

Foto: Postal con matasello de 1920

Acerca del autor

Waldo Acebo Meireles
(La Habana, 23 de noviembre de 1943 - Hialeah, 23 de abril de 2022). Profesor de Historia, recibió la Orden Félix Varela por sus aportes a la enseñanza de la Historia de Cuba al introducir en la misma la enseñanza de la Historia Local. Es autor del manual para los maestros y profesores de las vías de vinculación de las historias locales a la enseñanza de la historia nacional. Contribuyó a la redacción de los textos de Historia para la enseñanza media. Como asesor del Instituto de Geodesia y Cartografía redactó el Atlas de Historia Antigua y Medieval. Autor de la Historia del Municipio de Arroyo Naranjo. Presidió la Comisión de Historia de la Provincia Habana. Fungió como vicepresidente de la Unión de Historiadores de Cuba. Como profesor invitado del Instituto Pedagógico para América Latina impartió cursos de post-grado y maestría. Hasta su fallecimiento trabajó en la investigación de la historia de Hialeah donde residió desde su llegada a los EE.UU.

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