Complicaciones con los flamencos de Hialeah

Por Waldo Acebo Meireles

Ya en una Greguería anterior Los flamencos cubanos de Hialeah hablamos del origen de estas aves y de la primera complicación que originaron cuando la primera bandada adquirida en Cuba al ser liberada en el Hialeah Park levantó el vuelo y regresó a su lugar de origen, ahora nos referiremos a otras complicaciones que han tenido estas estrafalarias y vistosas aves.

Cuando el hipódromo cerró sus puertas en el 2001 se estuvo a punto de eliminar los flamencos ya que el costo de su mantenimiento y alimentación superaba los $1000 dólares mensuales, el hecho de que los mismos estuviesen protegidos por la sociedad ornitológica Audubon, que declaró a esas aves dentro del Santuario de aves nacional, impidió esa acción. Fueron algo más de 8 años conservando estas, alrededor de 300 aves, lo cual se sumó a los gastos de mantenimiento de la pista y las edificaciones sin dejar ninguna ganancia.

Hay que señalar que estas aves, que no son oriundas de los EE.UU., son de carácter exótico, han sido unos emigrantes cubanos con muy buena suerte, protegidas por Audubon y reclamadas por diferentes zoológicos han sido donadas al de Miami al de St. Louis, y otros zoos así como al hipódromo de Hollywood en California.

La alimentación de los flamencos es algo complicado ya que requieren el que se trate de imitar su dieta regular cuando están en su medio natural y ello implica una gran cantidad de proteínas las cuales le son suministradas mediante alimento para perros con alto valor proteico, pero eso no es todo ya que para que mantengan el vistoso color de sus plumas necesitan ingerir una cantidad indeterminada de mariscos y eso es bastante más costoso.

Otro de las complicaciones de los flamencos es que por lo menos en dos oportunidades, en 1983 y en el 2014, no construyeron sus estrafalarios nidos en forma de pequeños volcanes hechos con fango, no se aparearon y por tanto no empollaron ningún huevo. Los flamencos alcanzan la madurez sexual a los cinco años y viven unos 45; normalmente estas aves empollan en la primavera y solo ponen un huevo que es cuidado tanto por la hembra como por el macho que amorosamente atiende el nido. El huevo tiene aproximadamente el tamaño de uno de guanajo y la incubación dura alrededor de 30 días. Los polluelos son bastante frágiles con un plumaje grisáceo y tienen un alto índice de mortalidad, su primer alimento es la propia cascara del huevo.

Los veterinarios consultados no le encontraron explicación alguna a este fenómeno y la ingeniosidad de Dennis Testa, encargado de operaciones del Hialeah Park Racing and Casino, salvó la situación en ambas ocasiones: construyó un nido en la forma típica de los naturales y le incluyó un huevo falso construido con yeso. Por alguna razón desconocida dio resultado y las aves se acoplaron, produjeron el dichoso y esperado huevo, lo empollaron y resultaron en una veintena de polluelos.

Otra complicación ha surgido cuando el pasado año 2015 unos maleantes se robaron entre 45-50 polluelos, prácticamente todos los polluelos de esa nidada, devastaron sin remedio la misma. Ahora hay que establecer para esas aves a un sistema de seguridad que las proteja de estos malhechores que lucran vendiendo estas inofensivos pájaros a un precio entre $500 y $1000 dólares.

Como hemos vistos esas encantadoras aves tienden a generar múltiples complicaciones.

 

Acerca del autor

Waldo Acebo Meireles
(La Habana, 23 de noviembre de 1943 - Hialeah, 23 de abril de 2022). Profesor de Historia, recibió la Orden Félix Varela por sus aportes a la enseñanza de la Historia de Cuba al introducir en la misma la enseñanza de la Historia Local. Es autor del manual para los maestros y profesores de las vías de vinculación de las historias locales a la enseñanza de la historia nacional. Contribuyó a la redacción de los textos de Historia para la enseñanza media. Como asesor del Instituto de Geodesia y Cartografía redactó el Atlas de Historia Antigua y Medieval. Autor de la Historia del Municipio de Arroyo Naranjo. Presidió la Comisión de Historia de la Provincia Habana. Fungió como vicepresidente de la Unión de Historiadores de Cuba. Como profesor invitado del Instituto Pedagógico para América Latina impartió cursos de post-grado y maestría. Hasta su fallecimiento trabajó en la investigación de la historia de Hialeah donde residió desde su llegada a los EE.UU.

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