10 grandes fracasos del gobierno de Fidel Castro

Fidel Castro, gravemente enfermo, dejó de gobernar oficialmente a Cuba en febrero de 2008. En 2010, un economista canadiense analizó los diez grandes fiascos económicos y los que considera diez logros de su gestión de gobernante absoluto. He aquí los primeros.

El profesor de economía de la Universidad de Carleton en Ottawa Archibald Ritteranalizó a fines de 2010, dos años después de que Raúl Castro asumiera el gobierno de Cuba de su hermano enfermo, lo más destacado, tanto positivo como negativo, del largo gobierno de 49 años de Fidel Castro.

Ritter señala que como el gran «estratega» económico de Cuba, así como el microadministrador de muchos temas que captaron su atención, el mayor de los dos Castro fue responsable de una larga lista de errores económicos. A continuación los que el experto considera fueron sus 10 mayores fracasos en ese campo.

Fiasco #10: La industrialización instantánea

Señala el economista que esta estrategia, Instaurada por Castro en 1961, llamaba a la «industrialización instantánea», la rápida instalación de una amplia gama de industrias de sustitución de importaciones como la metalurgia, ingeniería pesada y maquinaria, productos químicos, equipos de transporte e incluso plantas de montaje de automóviles.

El programa, apunta el economista, demostró ser inviable, ya que requería importación de maquinaria y equipo, materias primas, bienes intermedios, personal directivo y equipos de reparación y mantenimiento. Debido a que el sector azucarero fue ignorado, la zafra cayó de 6,7 millones de toneladas de azúcar en 1961 a 3,8 millones en 1963, generando una crisis en la balanza de pagos. El resultado final fue que Cuba se volvió más dependiente que nunca de las exportaciones de azúcar, de insumos importados de todo tipo, y de un nuevo socio hegemónico, la Unión Soviética.

Fiasco #9: La estrategia de la zafra de los 10 Millones

El fracaso de la estrategia de «industrialización instantánea», observa el académico, llevó a un énfasis en la producción de azúcar para la exportación ─de 1965 a 1970─ con un mercado garantizado por el bloque socialista para 5 millones de toneladas anuales a un precio muy por encima del que pagaba el mercado mundial. La meta de 10 millones de toneladas se convirtió en la preocupación dominante. Según Castro esa superproducción era necesaria para «defender el honor, el prestigio, la seguridad y la confianza en sí mismo del país» (9 de febrero de 1970).

Resalta que Fidel dirigió el esfuerzo por producir 10 millones de toneladas de azúcar.como si fuera una campaña militar.

El experto matiza que si se hubiera aplicado de manera comedida, una estrategia para aumentar los ingresos por la exportación del azúcar habría sido razonable. Sin embargo, a medida que se acercaba el año 1970, la implementación de la meta de 10 millones de toneladas se volvió cada vez más forzada. En aras de ese objetivo fueron sacrificadosotros sectores de la economía como la mano de obra, capacidad de transporte, insumos industriales, energía y materias primas; y la atención nacional se concentró en el azúcar.

La estrategia fue abortada en 1970 (después que la zafra de los 10 millones se quedara en poco más de 8 millones de toneladas).

Fiasco #8: El “Hombre Nuevo”

Con el fin de movilizar las energías humanas necesarias para la zafra de 10 millones de toneladas de azúcar, se adoptó un enfoque radical «guevarista» que implicaba la creación del llamado » Hombre Nuevo». La idea detrás de esto, en la óptica del profesor de la Universidad de Carleton, era una visión de la nación cubana como una columna guerrillera marchando detrás de Fidel ─ algo así como las marchas que convocó en el Malecón entre 2000 y 2006─ en pos de un objetivo común, sacrificando voluntariamente los intereses individuales por el bien común y con el esprit de corps, la disciplina y la dedicación de una idealizada guerrilla.

Para promover este altruismo revolucionario, el gobierno usó la exhortación pública y la educación política, «incentivos morales» en lugar de incentivos materiales, y el proselitismo y la implementación a cargo del Partido y otras «organizaciones de masas» de la sociedad.

Hacia 1970, se hizo evidente que no se podía esperar que la gente sacrificara el bienestar material y familiar y su supervivencia en aras de un objetivo decretado y aplicado por el Partido. El enfoque fue abandonado en 1970.

Fiasco #7: El “sistema financiero presupuestado”

En un experimento simultáneo se instaló un denominado «sistema financiero presupuestado», en virtud del cual las empresas debían operar sin autonomía financiera y sin contabilidad; no recibirían ingresos por las ventas de su producción, ni pagarían por sus insumos con tales ingresos.

Ritter apunta que sin una estructura racional de precios y sin conocimiento de sus verdaderos costos ni del valor de su producción, ni las empresas ni las autoridades planificadoras podían tener una idea de la eficiencia real de las primeras, de los sectores de la economía, o del uso de recursos en cualquier lugar. El resultado fue una desastrosa ineficiencia. En palabras del propio Castro:

«¿Qué es este pozo sin fondo que se traga los recursos humanos de este país, la riqueza del país, los bienes materiales que tanto necesitamos? No es más que ineficiencia, improductividad y baja productividad «(Castro, 7 de diciembre de 1970)

El sistema también fue descontinuado en 1970.

Fiasco #6: “Ofensiva Revolucionaria” y nacionalización de casi todo

En la «Ofensiva Revolucionaria» de 1968, el gobierno de Fidel Castro expropió la mayor parte dde las restantes pequeñas empresas privadas, argumentando que eran capitalistas y explotadoras y que deformaban el carácter de la gente, volviéndola individualista en lugar del altruista «Hombre Nuevo». El resultado fue que los estándares de vida en Cuba se deterioraron, la calidad, cantidad y diversidad de los productos menguaron, las pequeñas empresas fueron empujadas a la economía subterránea, el robo al sector estatal y las ilegalidades se convirtieron en algo normal y los emprendimientos ciudadanos fueron suprimidos. Esta política cambió en 1993, y luego fue contenida por estrictas regulaciones, licencias e impuestos.

Ritter recuerda que en septiembre de 2010, el gobierno de Raúl Castro se dispuso a ampliar el sector de las pequeñas empresas con la esperanza de que absorbieran a la mayoría de unos 500.000 trabajadores que serían despedidos del sector estatal.

Fiasco #5: “Revolución Energética”

A juicio del economista canadiense la «Revolución energética» de Fidel Castro incluyó algunos elementos valiosos, como medidas de conservación, reinversión en la red eléctrica, y el emplazamiento de generadores de apoyo para instalaciones importantes como los centros de salud. Sin embargo, una característica dudosa del plan fue el reemplazo de las grandes plantas termoeléctricaspor numerosos pequeños generadores dispersos por toda la isla. “Pero el uso de los generadores a pequeña escala probablemente constituye un error importante por las siguientes razones:

· Se pierde la economía de la generación de electricidad a gran escala;

· La sincronización del suministro de electricidad generada desde numerosos lugares, para satisfacer los cambios minuto a minuto en la demanda de electricidad, es complicada y costosa;

· La cantidad de problemas y los costos de mantenimiento de tantos generadores dispersos son altos;

· Los costos logísticos del control y el manejo aumentan en la medida en que la red nacional se sustituye por sistemas regionales.

· Se utiliza el caro combustible diesel en lugar de combustible pesado de bajo costo:

· El combustible diesel tiene que ser transportado en camiones hasta los generadores dispersos en la isla;

· Son necesarias inversiones para el almacenamiento de combustible diesel en numerosos depósitos de suministro;

Los problemas de hurto de combustible diesel pueden ser significativos, y los costos de seguridad y protección pueden ser altos.

Ritter destaca que ningún otro país en el mundo ha adoptado este método de generación de electricidad, lo que sugiere que no tiene sentido desde el punto de vista económico.

Agrega que el plan maestro energético también ignora un posible papel del sector azucarero en la producción de etanol y en la contribución al suministro de energía. “La experiencia de Brasil indica que a mayores precios del petróleo, el etanol de caña de azúcar se vuelve económicamente viable. El cierre de unos 70 de los 156 centrales azucareros de Cuba en 2003, la inactividad de otros 40 y la contracción de todo el conjunto de servicios agroindustriales azucareros es también una pérdida importante para la generación de electricidad”.

Fiasco #4: El cierre de la mitad del sector azucarero

En 2002, Castro decidió que no había futuro en la producción de azúcar, una decisión que se debió a los bajos precios del dulce en ese momento y, sin duda, a las continuas dificultades en el sector. Decretó el cierre de 71 de los 156 ingenios azucareros, eliminando de la producción alrededor del 33% de las áreas sembradas de caña de azúcar, y desplazando a unos 100.000 trabajadores. Se esperaba que esas tierras se dedicaran a cultivos no azucareros, que los ingenios restantes se volvieran más productivos y que la mano de obra desplazada fuera reabsorbida en otros lugares.

El autor considera lamentable que la producción de azúcar en realidad continuara disminuyendo, dados los altos precios de los años siguientes. Apunta que no hubo una reconversión a la producción de etanol, la planta física continuó deteriorándose, las actividades que rodeaban al azúcar s acercaron al colapso, y las comunidades azucareras quedaron sin una base económica con algunos bateyes enfrentando la perspectiva de convertirse en pueblos fantasmas.

Fiasco #3: Medio siglo de controles monetarios sin convertibilidad

Ritter considera que la responsabilidad por este Fiasco # 3 es compartida en parte por el Che Guevara, quien como Presidente del Banco Nacional de Cuba presidió la imposición de controles monetarios y la implementación de políticas que hicieron que durante medio siglo el peso de Cuba no fuera una moneda convertible.

Subraya el economista que el sistema monetario de Cuba ha sido y es un serio obstáculo para la libertad de los ciudadanos cubanos. «Durante décadas sus ingresos han tenido poder adquisitivo fuera del país sólo cuando se les ha permitido cambiarlos por una moneda convertible extranjera, e incluso entonces con un descuento. Como es bien sabido, el tipo de cambio oficial para los ciudadanos cubanos ha sido de alrededor de 22 pesos Moneda Nacional por 1 dólar estadounidense, por lo que el poder adquisitivo del salario promedio mensual ─415 pesos en 2008 (Oficina Nacional de Estadísticas, 2009 , Tabla 7.4)─ era de aproximadamente US $ 20.00”. (en 2015 era de unos $25,6, según cifras oficiales)

Fiasco #2: Supresión de los derechos de los trabajadores

Debido al régimen implantado por Fidel Castro, los trabajadores cubanos no tienen derecho a negociar convenios colectivos ni a hacer huelgas. Los sindicatos no son organizaciones independientes que representan los intereses de los trabajadores, sino gremios oficialistas. Los sindicatos independientes y cualquier intento de establecerlos son ilegales, señala el autor.

Cuba ha firmado la Declaración Universal de Derechos Humanos y es miembro de la Organización Internacional del Trabajo (OIT). Declaraciones fundamentales de las Naciones Unidas reconocen la libertad de asociación laboral. La Declaración de la OIT relativa a los principios y derechos laborales esenciales incluye, como primer derecho fundamental de los trabajadores, «la libertad de asociación y el reconocimiento efectivo del derecho a la negociación colectiva».

La función central de los sindicatos independientes, expone Ritter, es proporcionar un poder de contrapeso frente a empleadores oligopolistas o monopolistas en la determinación de los salarios y en el establecimiento de los términos y condiciones de trabajo. En los países occidentales los sindicatos han conseguido aumentar los salarios, mejorar la equidad de la distribución de los ingresos y mejorar las condiciones de trabajo.

En el caso cubano, en cambio, los trabajadores se han enfrentado a un empleador monopolista ─el Estado─ que también controla sus sindicatos, los que son en realidad «sindicatos de las empresas» estatales. Al controlar a los sindicatos y evitar las demandas salariales, los salarios se han mantenido invariables. La ausencia de sindicatos independientes ha permitido al gobierno implementar políticas económicas contraproducentes año tras año, y ha amordazado la urgencia por emprender reformas económicas, spunta el experto.

Fiasco #1: Abolición de la libertad de expresión

El experto de la universidad de Carleton recuerda que un requisito importante para la eficacia sostenida de un sistema económico es la capacidad de analizar y criticar libre, abierta y continuamente su funcionamiento.

“El análisis abierto y la crítica en un contexto de libre generación y difusión de información proporcionan un acicate necesario para la autocorrección, exponiendo las ilegalidades, las políticas deficientes y los errores. El análisis y la crítica libres son vitales para poner en evidencia acciones ilícitas, corregir los errores cometidos por todas las instituciones y empresas, así como por los encargados de la formulación de políticas, y contribuir a mejorar el diseño y la aplicación de las mismas. Esto, a su vez, requiere libertad de expresión y libertad de asociación, incorporadas en una prensa independiente, sistemas de publicaciones y medios de comunicación, universidades e institutos de investigación independientes, y partidos políticos opositores de libre funcionamiento.

Desafortunadamente, concluye Archibald Ritter, esto ha estado ausente en Cuba, debido al régimen de Fidel Castro. Los medios de comunicación y los políticos han desempeñado en gran medida un papel de coristas, a menos que el Gobierno y el Partido decidieran someter los temas a discusión.

La casi absoluta ausencia de controles y contrapesos en el mecanismo de formulación de políticas del Estado también contribuyó a oscurecer las verdaderas prioridades y a prolongar y amplificar el error. La Asamblea Nacional está dominada por el Partido Comunista, se reúne por períodos de tiempo muy cortos ─entre cuatro y seis días al año─ y tiene una gran carga de trabajo, por lo que no puede servir como mecanismo para emprender un análisis y un debate serios de la economía u otros asuntos.

El costo para Cuba de esta situación a lo largo de los años ha sido enorme. El economista considera lamentable que Cuba carezca del concepto y la realidad de una «oposición leal» dentro del sistema electoral y en la sociedad civil, los que resultan vitales para la eficiencia económica, por no hablar, por supuesto, de una auténtica democracia participativa.

Fuente: martinoticias.com

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